miércoles, 16 de diciembre de 2015

El amor romántico

El amor es una construcción social y cultural, y en cada etapa histórica se ha interpretado de manera diferente así como los vínculos que deben existir o no entre el matrimonio, el amor y el sexo.

El amor romántico es un producto mítico que posee, por un lado, una base sociobiológica que se sustenta en las relaciones afectivas y eróticas entre humanos, y por otro, una dimensión cultural que tiene unas implicaciones políticas y económicas, dado que lo que se supone un sentimiento individual, en realidad influye, conforma y modela las estructuras organizativas colectivas humanas” Herrera (2013, p.76).

El ideal romántico de nuestra cultura ofrece un modelo de conducta amorosa que estipula lo que “de verdad” significa enamorarse y qué sentimientos han de sentirse, cómo, cuándo, y con quién sí y con quién no. Es este componente cultural, el causante de que se desarrollen creencias en torno al amor que en muchas ocasiones dificulta el establecimiento de relaciones sanas y provoca la aceptación, normalización, justificación o tolerancia de comportamientos claramente abusivos y ofensivos.

En este sentido, Martín (2012) establece que el amor romántico pasa por una serie de etapas, que son:

“- Atracción: Es el deseo hacia la otra persona por sus características físicas o actitudinales. Este deseo hace que la persona experimente fuertes emociones y tenga la necesidad de un acercamiento físico, y de que dicha persona le preste atención.

- Enamoramiento: Estado puramente emocional donde existe un fuerte deseo de unión con la otra persona. Es una experiencia emocional que hace que la persona sienta alegría y pena, ternura y sexualidad.

- Amor obsesivo: Un apego ansioso, hay dificultad de discernir la realidad y la idealización de la relación. También se tienen sentimientos opuestos, pero mucho más extremos.

- Amor desesperado: No suele ser mutuo y se busca esa mutualidad, suele desencadenar en violencia, debido a su carácter amenazante y con tintes acosadores”  (p. 13-14).


Información extraída de:
Herrera, C. (2013). La construcción Sociocultural del Amor Romántico (2ª ed.). Madrid: Fundamentos.

Martín, M. (2012). Cuando el amor se convierte en violencia: iniciación a una investigación socioeducativa. Universidad de Valladolid.

martes, 8 de diciembre de 2015

Formas de violencia de género

En la relación al post anterior, la violencia de género se puede ejercer de diferente forma, aunque el maltrato físico sea el que más se detecta, hay otros que pueden llegar a ser más dañinos que otros. Asimismo, en la pareja hay cuatro tipos, que son:

- Maltrato físico: son aquellas acciones que pueden provocar lesiones físicas u otro daño. Por ejemplo: empujones, tortazos, patadas, etc.

- Maltrato psicológico: son aquellas acciones que provocan daños cognitivos, conductuales y emocionales. Por ejemplo: insultos, desprecios, humillaciones, etc.

- Abuso sexual: se refiere a cualquier acción que implique la vulnerabilidad del derecho de la mujer de decidir sobre su vida sexual y reproductiva. Por ejemplo: mantener sexo no seguro, forzarla a mantener relaciones, etc.

- Abuso económico: se trata de las acciones ilegales de utilizar los recursos económicos o propiedades de la mujer. Por ejemplo: quitarle el sueldo de trabajo, darle poco dinero, etc.

Además, la violencia de género tiene lugar en diferentes ámbitos, como pueden ser: el doméstico (es aquella violencia ejercida hacia la mujer en el hogar); el laboral (se refiere a la violencia ejercida en el trabajo, cuando ambos son de la misma empresa); y por último, el social (es toda aquella violencia ejercida en los espacios públicos).

Información extraída de:

ONU. (1993). Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Violencia de género

Según la Ley 16/2003, de 8 de abril, de Prevención y Protección Integral de las Mujeres contra la Violencia de Género, define violencia de género como:

Todo tipo de actuación basado en la pertenencia a dicho sexo de la víctima, y con independencia de la edad de ésta, que, a través de medios físicos o psicológicos, incluyendo las amenazas, intimidaciones o coacciones, tenga como resultado posible o real un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, y se realice al amparo de una situación de debilidad o de dependencia física, psicológica, familiar, laboral o económica de la víctima frente al agresor (art.2).

Asimismo, se considera violencia contra las mujeres, a los efectos de esta Ley, aquellas conductas, estén o no, tipificadas como delito o falta penal o infracción administrativa por legislación vigente, las siguientes; malos tratos físicos, malos tratos psicológicos, malos tratos sexuales, acoso sexual, mutilación genital femenina, maltrato o malos tratos económicos, el tráfico o utilización de mujeres con fines de explotación sexual, violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y cualquier otra forma que lesionen o sean susceptibles de lesionar la dignidad.

Siguiendo con la ley, “en función al ámbito y naturaleza de la relación que une al agresor con la víctima, las situaciones de violencia contra las mujeres se clasifican en: Situaciones de violencia doméstica, situaciones de violencia laboral y docente, situaciones de violencia social” (art. 4).

Por último, es necesario destacar por un lado, los factores de riesgo de la violencia, que son definidos como “variables que hacen que el sujeto sea vulnerable a conductas y actitudes violentas. Los factores de riesgo pueden ser individuales, familiares, sociales o culturales” 
(Sanmartín; Iborra; García y Martínez, 2010, p.28).

  • Factores socioculturales: de las víctimas (carencia de apoyo social y escaso apoyo institucional); y de los agresores (cultura patriarcal, consideración de la mujer como un ser subordinado al hombre; inferior; e incluso como un objeto de su propiedad).
  • Factores familiares: autoritarismo (en el ámbito familiar siempre ha existido una estructura vertical en el que el hombre ejerce poder sobre su pareja y los miembros de la familia y todos los aspectos de su pareja (vestimenta, actividades, amistades, etc.) hasta el punto de que decide por ella lo que puede o no puede hacer y a quién puede ver.

  • Factores individuales: de las víctimas (la dependencia económica y emocional); y, de los agresores (interiorización de un modelo de masculinidad rígido y estereotipado; socialización autoritaria en el valor de la disciplina y del control, presencia de notas psicológicas relacionadas con la socialización sexista recibida (inseguridad, baja autoestima, misoginia, etc.); abuso de sustancias tóxicas (alcohol y drogas) (Sanmartín; Iborra; García y Martínez, 2010).


Información extraída de:
Ley 16/2003, de 8 de abril, de Prevención y Protección Integral de las Mujeres contra la Violencia de Género

Sanmartín, J.; Iborra, I.; García, Y.; y, Martínez, P. (2010). III Informe Internacional. Violencia contra la mujer en las relaciones de pareja. Valencia: Centro Reina Sofía.

martes, 1 de diciembre de 2015

Lenguaje sexista

El lenguaje es la principal vía de transmisión de los valores que diferentes agentes van transmitiendo y trasladando de unas generaciones a otras en los procesos de socialización. Este proceso de socialización de la realidad tiene unas implicaciones importantes en el desarrollo de la identidad personal y social.

Los niños (varones) siempre son nombrados, son los protagonistas de las acciones y cuentan con modelos de referencia. Las niñas sin embargo, no son nombradas la mayor parte de las veces; en raras ocasiones son protagonistas de las acciones y no disponen, a través del lenguaje, de modelos con los que identificarse.

La lengua, por su variedad y riqueza, ofrece posibilidades para describir una realidad y expresar lo que imaginamos. De esas posibilidades escogemos unas u otras en función de lo que queremos decir y del contexto en el que estemos, pero sobre todo en función de lo que hemos aprendió.

La causa principal de esta invisibilidad de las mujeres es el androcentrismo, que tiene su reflejo en los usos de la lengua:
  •  Uso del género gramatical masculino como genérico para hacer referencia tanto a hombres como a mujeres. Por ejemplo,  “un grupo de destacados escritores, filósofos, historiadores… ” excluye a las mujeres y las invisibiliza. Considerar que el género masculino engloba al femenino es erróneo y genera confusión.
  •  Presentación del hombre como único sujeto de acción y de referencia y de la mujer como dependiente o subordinada. Por ejemplo, “El señor X acudió a la exposición acompañado de su mujer y su hijo” “Solos, acompañados, en parejas, por grupos iban llegando los invitados” aquí se muestra al hombre como sujeto único y activo protagonista de los hechos que se describen. La mujer aparecen en relación de dependencia o realizando acciones secundarias respecto al hombre.
Los errores más frecuentes derivados del sexismo:
  •  Diferentes tratamientos para cada sexo. Minimizan a las mujeres:
Hombre: señor; hombres; Cristóbal Montoro.
Mujeres: señora o señorita; chicas; La Cospedal.
  • Uso del género femenino para descalificar y hacer alusiones peyorativas a las mujeres o a los valores, comportamientos y actitudes que se les asignan. “Llora como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre”.
  •  Diferentes cualidades para mujeres (relacionadas con la estética) y para hombres (relacionadas con lo intelectual). “El elegante grupo de asistentes al centro..."
  • Un uso más correcto de la lengua hará que cambie nuestra concepción de la realidad.
Algunas propuestas para un mejor lenguaje:
  • -  Uso no andocéntrico del lenguaje: se trata de representar del mismo modo a las mujeres y a los hombres. 
Mario tiene una familia compuesta por su esposa Inés y sus dos hijos Lorena y Gabriel. -> Inés y Mario junto con su hija Lorena y su hijo Gabriel componen una familia.
  •  No convertir el género femenino en un grupo homogéneo.
  • Al nombrar a mujeres y a hombres alterna a unas y otros en el orden (rompe la jerarquía, hombre y mujer).
  •   No usar el artículo “la” delante de su apellido.
  •  No usar la palabra “hombres” para denominar a la humanidad.
  •  Sustituir sustantivos sexuados por sustantivos abstractos. La familia, el servicio doméstico, el público, la ciudadanía... 
Información extraída de: 
Instituto de la Mujer y Para la Igualdad de Oportunidades. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.





sábado, 28 de noviembre de 2015

Techo de cristal

El techo de cristal es una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres, difícil de traspasar, que impide seguir avanzando. Son elementos psicosociales que impiden que las mujeres, a pesar de tener la misma cualificación y méritos que sus compañeros, no accedan a los puestos de máxima responsabilidad.
La plena participación de las mujeres en las tareas de dirección y de toma de decisiones todavía es un desafío importante. Y la desigual participación de las mujeres en los niveles donde se ejerce influencia, poder y autoridad, hace que no sean ellas las que finalmente decidan o participen en la toma de decisiones sobre el destino político y económico de nuestra sociedad.
Las causas de que exista esta superficie que no se puede ver pero que si existe son; prejuicios sobre la capacidad de la mujer en los puestos de dirección. Coincidencia de la maternidad con el desarrollo de la carrera profesional. Dificultades para la formación. Sobrecarga de roles familiares y laborales.

Información extraída de: 

Instituto de la Mujer y Para la Igualdad de Oportunidades. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

martes, 24 de noviembre de 2015

División sexual del trabajo

La división sexual del trabajo implica un mandato social de realizar ciertas labores por ser de un determinado sexo. Las mujeres han sido responsables de las personas que necesitan cuidados (infancia, personas mayores, personas enfermas y personas con discapacidad) y de la gestión doméstica, y los hombres han salido al mercado laboral formal con el objetivo de conseguir un salario para mantener a su familia.

En este modelo de organización social, se ha denominado trabajo reproductivo al realizado mayoritariamente por las mujeres y trabajo productivo al realizado por los hombres.

Como evidencias de esta división social y técnica del trabajo es necesario destacar: la segregación de las mujeres al trabajo doméstico no remunerado, su menor tasa de actividad laboral, la distribución diferente de hombres y mujeres por ramas y sectores de actividad, por tipo y tamaño de las empresas, y dentro de ellas por determinados procesos de trabajo, por secciones, puestos y calificaciones laborales. 

Si comparamos los datos del último trimestre del año 1980 con los datos del tercer trimestre de 2014, se observa cómo la tasa de actividad femenina ha pasado del 27,77% al 53,35% en el tercer trimestre de 2014. Por el contrario, las tasas masculinas son 73,93% y 66,02%, respectivamente en el mismo período del tiempo.

Dentro del sector servicios, las mujeres se concentran en algunas ramas de actividad: educación (el 65,94%) sanidad y servicios sociales (representan el 76,62%), actividades administrativas y servicios auxiliares (54,11%), hostelería (50,45%) y con abrumadora mayoría en el servicio doméstico (88,26%).  Es decir, la ocupación femenina se concentra en actividades en las que se reproducen los roles que le son tradicionalmente asignados y que, están relacionados con el desarrollo del trabajo reproductivo y del trabajo doméstico fundamentalmente.

Por consiguiente, los planteamientos para conseguir la igualdad real entre mujeres y hombres implican la participación plena de las mujeres en el mercado laboral y en igualdad de condiciones a los hombres.

Además, el gran reto social actual es cómo gestionar la atención a la población que siempre, en cualquier tipo de sociedad, va a necesitar cuidados y atención: infancia, personas mayores, personas con discapacidad y personas enfermas y que, esta atención sea compatible con el desarrollo de otros aspectos de la vida, tanto de mujeres como de hombres, y en igualdad de condiciones. Para ello, es necesario un reparto equitativo de responsabilidades  entre mujeres y hombres con el fin de eliminar la discriminación y desigualdad dado que se producen desigualdades en los usos del tiempo.

Información extraída de: 


Instituto de la Mujer y Para la Igualdad de Oportunidades. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Trabajo doméstico, público y corresponsabilidad familiar

El trabajo domestico es un conjunto de actividades destinadas a producir bienes y  servicios orientados al mantenimiento y desarrollo físico, psíquico y social de quienes conviven en el espacio doméstico. Tiene como características principales que es un trabajo que no posee remuneración y no está valorado por la sociedad. Es un trabajo que no tiene horario delimitado ni reglamentado y no produce reconocimiento de ningún tipo de derecho, es desarrollado casi exclusivamente por mujeres.
En el espacio familiar es donde se desarrollan los cuidados, las tareas domesticas, la resolución de los problemas de la familia, etc. y que tradicionalmente son considerados “cosas de mujeres” A pesar de que no reciban reconocimiento social y no tenga remuneración requieren de un esfuerzo y dedicación que en ocasiones superan a otras ocupaciones que si están remuneradas.

Por el contrario, el trabajo público es aquel que si está reconocido socialmente y que además se recibe remuneración económica por ello.





Responsabilizarse de una tarea significa tener la obligación ultima de su realización, es decir hacerse cargo de que se cumpla una determinada cosa. Sin embargo, ayudar supone estar libre de esa responsabilidad final, es prestar cooperación pero no encargarse de su cumplimiento.

Las mujeres no necesitan ayuda, sino compartir la responsabilidad para democratizar el espacio domestico. Aunque los hombres están incorporándose lentamente a las tareas de mantenimiento del hogar, el cuidado de hijos e hijas y de personas mayores, lo hacen desde una actitud de refuerzo, de ayuda a las tareas de la casa. Pero la conciliación para ser efectiva precisa de una plena participación de los hombres. La conciliación personal, laboral y familiar hace referencia a la compatibilización de los espacios (público y doméstico) y supone la necesidad de que mujeres y hombres compartan estas funciones en la sociedad.

A repartir y compartir las responsabilidades familiares y domesticas se le llama corresponsabilidad familiarSus ventajas son:
-          Mejora la calidad de vida de todas las personas que conforman la familia.
-          Permite alcanzar mayor grado de formación y autonomía personal.
-          Hace posible liberar tiempo para dedicarlo a otro tipo de actividades.




Información extraída de: 
Fundación mujeres.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Brecha de género.

La brecha de género hace referencia a las diferentes posiciones de hombres y mujeres y a la desigual distribución de recursos, acceso y poder en un determinado contexto.

A modo de ejemplo podemos ver; brecha digital de género y brecha salarial de género.

La brecha digital de género se refiere el uso que hacen los hombres y las mujeres de las tecnologías. Los motivos por lo que existe esta brecha son los siguientes:
  1. La introducción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se ha producido a través del mercado de trabajo.
  2. Las mujeres se han incorporado a sectores poco informatizados.
  3. Los recursos económicos los tienen los hombres.
  4. Las mujeres disponen de menos tiempo.
Las consecuencias de esta brecha digital de género son:
  1. Mayor dificultad de las mujeres a plataformas de formación/búsqueda de empleo.
  2. Dificultad en el mantenimiento y promoción del puesto de trabajo.
  3. Menos acceso a información/realización de trámites.

Por otro lado, la brecha salarial de género es aquella diferencia salarial entre hombres y mujeres.
Las causas o los motivos por lo que existe esta brecha salarial son entre otras:
  1. Tipo de jornada.
  2. Ocupación.
  3. Rama de actividad económica.
  4. Nivel educativo.
  5. Edad.
  6. Tipo de contrato.
  7. Tamaño de la empresa.
Las consecuencias que surgen son:
  1.  Mayor dependencia de las mujeres.
  2. Feminización de la pobreza.
  3. Menos incentivos para acceder al empleo.

En relación con lo anterior y según las cifras que ofrece RTVE podemos ver que En España el 11% de las mujeres ocupadas se encuentra por debajo del umbral de la pobreza en el año 2012. Esta cifra es la tercera mayor de Europa, sólo por detrás de Rumanía (16%) y de Grecia (13%), lejos de la media europea, que se sitúa en el 8,5%, y mucho más alejada de otros países como Malta o Finlandia (3%).



Información extraída de:
- Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.
- RTVE

miércoles, 19 de agosto de 2015

Perspectiva de género y Mainstreaming o transversalidad de género.

La perspectiva de género implica tomar en consideración las diferentes condiciones, necesidades, índices de participación, acceso a los recursos y desarrollo, control de la riqueza, poder y toma de decisiones, etc. En definitiva, prestar atención a las diferencias entre mujeres y hombres en cualquier actividad o ámbito.

Para poder introducir la perspectiva de género en el análisis de la realidad social se debe tener en cuenta tres cosas:

  1. Análisis de género.
  2. Evaluación del impacto en función del género.
  3. Indicadores de género.


1. Análisis de género.

Es el estudio de las diferencias de condiciones, necesidades, índices de participación, etc. entre mujeres y hombres debido a los roles que tradicionalmente se les han asignado.

2. Evaluación del impacto en función del género.

Examen de las propuestas políticas para analizar si su puesta en práctica afectará a las mujeres de forma diferente que a los hombres, al objeto de adaptarlas para neutralizar los efectos discriminatorios y fomentar la igualdad entre hombres y mujeres.

3. Indicadores de género.

Son variables de análisis que describen la situación de las mujeres y hombres en la sociedad. El conocimiento de la realidad desde una perspectiva de género, requiere la utilización de estos indicadores que facilitan la comparación entre la presencia de mujeres y hombres e identifica diferencias que pueden alimentar estereotipos. La desagregación de los datos estadísticos por sexo es un indicador básico que da paso a otros indicadores explicativos de la realidad.

Asimismo, para valorar las implicaciones que tiene para los hombres y para las mujeres cualquier acción es necesario transversalizar la perspectiva de género.

Según las  Naciones Unidas - Consejo Económico y Social (1997) el mainstreaming de género es 


"un proceso para evaluar las implicaciones de las mujeres y de los hombres desde cualquier plan de acción, incluso la legislación, políticas o programas, en cualquier área y en todos los niveles. Es una estrategia en construcción, que debe recoger las preocupaciones y experiencias de mujeres así como las de los hombres (...) para que las mujeres y hombres se beneficien igualmente, y la desigualdad no se perpetúe. La última meta de mainstreaming es lograr la igualdad de género”.

La transversalidad de la perspectiva de género o mainstreaming no se limita a 

“los esfuerzos de promoción de la Igualdad, a la puesta en marcha de medidas específicas a favor de las mujeres, sino en movilizar también explícitamente a favor de la Igualdad, el conjunto de acciones y políticas generales, introduciendo en su concepción de forma activa y visible la atención a los posibles efectos sobre las distintas situaciones de mujeres y hombres”(Comunicación de la Comisión, de 21 de febrero de 1996, «Integrar la igualdad de oportunidades entre las mujeres y los hombres en el conjunto de las políticas y acciones comunitarias» [COM (1996) 67 final - no publicada en el Diario Oficial]).


Los principios para desarrollar el mainstreaming son los siguientes:
  1. Reconocimiento del sistema sexo-género.
  2. Reconocimiento de la distribución desigual de roles.
  3. Cuestionamiento del patriarcado como sistema social.
  4. Estudio y evaluación permanente de las condiciones de vida de las mujeres y hombres.
  5. Defensa de la participación paritaria. (En el gobierno, mismo número de hombres como de mujeres).
  6. Conlleva un posicionamiento ético político.
  7. Lectura crítica de la realidad.
  8. No es una metodología específica, sino que debe incorporarse al desarrollo de todo el análisis e intervención social, es decir, todas las acciones y decisiones, políticas y técnicas.
  9. El objetivo es la transformación de la sociedad.
  10. Se puede conjugar con proyectos y programas dirigidos específicamente a mujeres.
Los elementos para la integración son:
  1. Voluntad política.
  2. Recursos técnicos y presupuestarios.
  3. Formación técnica permanente.
  4. Informaciones y datos desagregados por sexo.
  5. Utilización no sexista del lenguaje.
  6. Compromiso social y personal con la igualdad como valor.
  7. Planificación.
  8. Integración de todos los y las agentes y de todas las organizaciones. 

Información extraída de: 
Instituto de la Mujer y Para la Igualdad de Oportunidades. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Igualdad

La igualdad formal es aquel reconocimiento que queda reflejado en las leyes y donde  queda constancia de que mujeres y hombres tienen los mismos derechos.

España lo refleja a través de la Constitución Española de 1978, en su artículo 14, dónde ésta manifiesta: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Una vez dicho esto, lo ideal sería que se trasladase a la realidad y al día a día de la ciudadanía este principio, pero como no es así, se necesita la intervención  de los diferentes poderes públicos y el establecimiento de indicadores y controles, así como el desarrollo legislativo hasta conseguir realmente una sociedad igualitaria.

En este sentido, en la Ley Orgánica, de 22 de marzo de 2007, para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres, en su Artículo 1.1 recoge que “Las mujeres y los hombres son iguales en dignidad humana, e iguales en derechos y deberes. Esta ley tiene por objeto hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de la discriminación de la mujer, sea cual fuere su circunstancia o condición, en cualesquiera de los ámbitos de la vida y, singularmente, en las esferas política, civil, laboral, económica, social y cultural para, en el desarrollo de los artículos 9.2 y 14 de la Constitución, alcanzar una sociedad más democrática, más justa y más solidaria”.

Se conseguiría así una igualdad real o efectiva que es aquella que implica medidas, actuaciones, políticas que hacen efectiva la Igualdad. Cuando existiera efectivamente una Igualdad de Trato y no discriminación por razón de sexo y una Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres, lo que significaría que estaría garantizado el acceso de todas las personas que conforman la sociedad, a los bienes económicos, materiales y no materiales, como la educación, etc.

Asimismo, la igualdad de género es la manera de alcanzar la igualdad manteniendo las diferencias. Supone la puesta en marcha de medidas que van dirigidas a la consecución de derechos, beneficios, obligaciones y oportunidades, tanto de hombres como mujeres.

Por tanto, para garantizar el acceso de los miembros de una sociedad, mujeres y hombres, a los bienes que dentro de ella se generan es necesaria la igualdad de oportunidades. Para que puedan acceder y participar en las diferentes esferas y actividades.


Información extraída de: 
- Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
- Constitución Española de 1978.
- Ley Orgánica, de 22 de marzo de 2007, para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres


lunes, 10 de agosto de 2015

Sistema Patriarcal

El sistema patriarcal es un sistema de organización social, que establece claras diferencias entre los papeles sociales de los hombres y de las mujeres. A los primeros se les otorgan privilegios por el sólo hecho de haber nacido hombres y las mujeres tienen que aceptar situaciones de subordinación tanto en la esfera privada como en la esfera pública. Los puestos claves de poder (políticos, económicos, religiosos, militares, ...) están ocupados por hombre en su mayoría (género masculino).

Se rige por unas reglas que vienen determinadas por los estereotipos de género que nos asignan desde que somos niñas y niños así como por los símbolos creados desde la filosofía, la religión o la ciencia para explicar la vida que se han ido asentando como verdades absolutas a lo largo de los siglos. Unas reglas que no están escritas y por lo tanto se hace más difícil vencerlas. 

En todas las sociedades se han desarrollado un conjunto de comportamientos que favorecen el acceso a los órganos de toma de decisión a los hombres, lo que a su vez hacen lo posible para mantenerse en el poder y tener una posición privilegiada respecto al acceso a los recursos. 

En aquellos países en vías de desarrollo y con regímenes autoritarios se promulgan leyes (basadas en la mayoría de los casos en costumbres) que determinan qué pueden o no hacer las mujeres. Sin embargo en los países más desarrollados el patriarcado se mantiene a través de formas más sutiles.

En la esfera privada, tradicionalmente, se ha establecido la figura del llamado “cabeza de familia”, que implica no sólo el mayor ingreso económico en la unidad familiar, sino la máxima autoridad y donde la mujer y los demás miembros de la familia, deben obedecer (roles educativos en casa, reparto de tareas, sexualidad,...).

Por lo tanto, las sociedades patriarcales no fomentan la igualdad entre los dos miembros de la pareja ya que establecen una relación basada en la dominación.


¿Cómo se mantiene este sistema?

La discriminación es "dar un trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, etc." (Definición de la RAE, Edición 22).

Se mantiene por lo tanto, por que existe esta discriminación. Éste tipo de trato presenta tres formas:

- Directa: "Desigualdades por motivos expresamente prohibidos por leyes o normas" Artículo 6.1. de la ley orgánica 3/2007 de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres. Por ejemplo, salarios diferentes, despidos por embarazo, etc.

- Indirecta: "Desigualdades que no son expresadas y se ocultan en un sistema aparentemente neutro"  Artículo 6.2. de la ley orgánica 3/2007 de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres. Por ejemplo, masculinización de algunas profesiones, diferente reparto de las tareas del hogar, etc.

- Múltiple: Situaciones donde la suma de factores como la edad, el sexo, la orientacion sexual, el origen, la discapacidad, etc. dan lugar a más de una discriminación.




Información extraída de: 
- Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

-Ley Orgánica 3/2007 de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres.

martes, 4 de agosto de 2015

¿Lo tenemos claro?

Tras unas entradas con conceptos básicos me gustaría lanzarme con otros conceptos que hoy en día siguen sin estar claros. Estos son; machismo, feminismo y hembrismo. 

El machismo es es un sistema ideológico y de legitimación de la desigualdad, que considera a los hombres superiores a las mujeres. Valora fundamentalmente tres únicas virtudes de las mujeres: la maternidad, la capacidad para cuidar a los demás y la belleza.

Lo complejo de analizar en la actualidad, es que sus manifestaciones actuales son más sutiles ya que la sociedad no aceptaría situaciones de décadas pasadas.

Por el contrario, el feminismo tiene como objetivo conseguir la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Es un movimiento dirigido a visibilizar a la mitad de la población, es decir, a las mujeres, para luchar por sus derechos y para reivindicar un papel protagonista en las sociedades actuales y en la historia de la Humanidad. 

Algunos de los temas más relevantes en los que se han centrado los diferentes movimientos feministas son; 
  • Derechos civiles y políticos de las mujeres.
  • Derechos laborales y económicos de las mujeres.
  • Sexualidad y salud reproductiva.
  • Violencia contra las mujeres.
  • Desarrollo sostenible y papel de las mujeres como motor de un nuevo paradigma económico.
  • Derechos del colectivo de mujeres lesbianas.
Todos y cada uno de ellos tienen siempre en común fomentar la libertad y la autonomía de las mujeres para elegir su destino.

En algunas ocasiones, se comete el error de pensar que la ideología contraria al machismo sería el feminismo. El feminismo no pretende someter y humillar a los hombres y que éstos, ni de forma individual ni como grupo social, sufran discriminación o tengan menos oportunidades que las mujeres.

El hembrismo es entendido como la ideología que considera a las mujeres superiores a los varones. Pero resulta muy significativo señalar que no está registrado en la historia ningún movimiento social que difunda y promueva planteamientos en este sentido. 

Es un concepto que se utiliza erróneamente como antónimo o contrario de machismo, no se basa en una realidad sino que forma parte del intento de deslegitimar el movimiento feminista, así como del desconocimiento acerca de lo que es el feminismo. 

Este concepto hace creer  que existe un sistema equivalente al machismo con actitudes de abuso de poder de la mujer hacia el hombre lo que supone ignorar la sociedad machista en la que vivimos.

Información extraída de: 
Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.

viernes, 31 de julio de 2015

Identidad, roles y estereotipos.

El género es la construcción de lo femenino y masculino y se asigna una vez nace la persona a partir de sus genitales. Una vez se nace, se adquiere la identidad de género. Un fenómeno socialmente construido y sujeto a múltiples influencias.

Cuando poseemos la identidad de género, la sociedad tiene marcado una serie de roles (tareas a desempeñar) para mujeres y hombres. Estos están tan arraigados que se perciben como naturales y propios a cada género. A las mujeres se les han asignado tradicionalmente roles vinculados con el desempeño de tareas en el ámbito doméstico,  el cuidado del hogar y con el cuidado de las personas en el entorno familiar, mientras que a los hombres se les han asignado roles relacionados con el ámbito público: el empleo remunerado y la participación en los órganos de toma de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad. 

Directamente relacionado con los roles se encuentran los estereotipos, características psicológicas y físicas, aptitudes y actitudes que la sociedad atribuye tanto a las mujeres como a los hombres y que están fuertemente asumidas. Los estereotipos de género marcan la existencia de las mujeres y de los hombres, condicionando sus gustos (juegos y deportes), sus expectativas (sus metas profesionales), sus ocupaciones y empleos, sus salarios y en general su manera de vivir. Son transmitidos por los agentes de socialización (familia, escuela, medios de comunicación).a través de ellos se aprende e interiorizan las normas, valores y formas de percibir la realidad según la sociedad en la que nos encontramos. Por lo que sin darnos cuenta en la mayoría de los casos, ponemos en práctica una serie de comportamientos aceptados como femeninos y/o masculinos, que van a ser considerados como apropiados o no,


Información extraída de:
- Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.


jueves, 30 de julio de 2015

¿Conoces la diferencia?

El sexo de cada persona se refiere a la diferencia entre hombres y mujeres que viene dada por la naturaleza. Está relacionado con lo biológico, aquellas características físicas y fisiológicas, como por ejemplo, la capacidad reproductora, tener o no tener barba, etc. Son diferencias que permanecen a lo largo del tiempo y son universales.  Mujer-Hombre.

En cambio, el género se refiere a aquellas características culturales, sociales, de valores y, en general, los diferentes papeles atribuidos a cada persona. Diferencias que  han ido cambiando a lo largo del tiempo y cambian de una cultura a otra como, por ejemplo, poder llevar determinadas prendas de vestir, poder estudiar ciertas disciplinas, tener determinadas aficiones, etc. Femenino-Masculino.






Asimismo, el proceso por el cual adquirimos nuestra identidad de género es el sistema sexo-género, nos hacemos mujeres u hombres. Obtenemos esta identidad a través de los agentes de socialización (familia, escuela, medios de comunicación.) que atribuyen diferentes roles, valores, actitudes, comportamientos, capacidades, etc. a mujeres y a hombres. Este proceso es el resultado de la jerarquización de mujeres y hombres en las relaciones personales y sociales.


Ilustración realizada por : Airam Estevez Ilustración.



Información extraída de:
- Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.