El lenguaje es la principal vía de transmisión de los valores que
diferentes agentes van transmitiendo y trasladando de unas generaciones a otras
en los procesos de socialización. Este proceso de socialización de la realidad
tiene unas implicaciones importantes en el desarrollo de la identidad personal
y social.
Los niños (varones) siempre son nombrados, son los protagonistas de las
acciones y cuentan con modelos de referencia. Las niñas sin embargo, no son
nombradas la mayor parte de las veces; en raras ocasiones son protagonistas de
las acciones y no disponen, a través del lenguaje, de modelos con los que
identificarse.
La lengua, por su variedad y riqueza, ofrece posibilidades para describir
una realidad y expresar lo que imaginamos. De esas posibilidades escogemos unas
u otras en función de lo que queremos decir y del contexto en el que estemos,
pero sobre todo en función de lo que hemos aprendió.
La causa principal de esta invisibilidad de las mujeres es el
androcentrismo, que tiene su reflejo en los usos de la lengua:
- Uso del género gramatical
masculino como genérico para hacer referencia tanto a hombres como a
mujeres. Por ejemplo, “un grupo de destacados escritores, filósofos,
historiadores… ” excluye a las mujeres y las invisibiliza. Considerar que
el género masculino engloba al femenino es erróneo y genera confusión.
- Presentación del hombre como
único sujeto de acción y de referencia y de la mujer como dependiente o
subordinada. Por ejemplo, “El señor X acudió a la exposición acompañado de
su mujer y su hijo” “Solos, acompañados, en parejas, por grupos iban
llegando los invitados” aquí se muestra al hombre como sujeto único y
activo protagonista de los hechos que se describen. La mujer aparecen en
relación de dependencia o realizando acciones secundarias respecto al hombre.
Los errores más frecuentes derivados del sexismo:
- Diferentes tratamientos para
cada sexo. Minimizan a las mujeres:
Hombre: señor; hombres; Cristóbal Montoro.
Mujeres: señora o señorita; chicas; La Cospedal.
- Uso del género femenino para
descalificar y hacer alusiones peyorativas a las mujeres o a los valores,
comportamientos y actitudes que se les asignan. “Llora como una mujer lo
que no has sabido defender como un hombre”.
- Diferentes cualidades para
mujeres (relacionadas con la estética) y para hombres (relacionadas con lo
intelectual). “El elegante grupo de asistentes al centro..."
- Un uso más correcto de la
lengua hará que cambie nuestra concepción de la realidad.
Algunas propuestas para un mejor lenguaje:
- - Uso no andocéntrico del lenguaje: se trata de
representar del mismo modo a las mujeres y a los hombres.
Mario tiene una familia
compuesta por su esposa Inés y sus dos hijos Lorena y Gabriel. -> Inés y
Mario junto con su hija Lorena y su hijo Gabriel componen una familia.
- No convertir el género femenino
en un grupo homogéneo.
- Al nombrar a mujeres y a
hombres alterna a unas y otros en el orden (rompe la jerarquía, hombre y
mujer).
- No usar el artículo “la”
delante de su apellido.
- No usar la palabra “hombres”
para denominar a la humanidad.
- Sustituir sustantivos sexuados
por sustantivos abstractos. La familia, el servicio doméstico, el público,
la ciudadanía...
Información extraída de:
Instituto de la Mujer y Para la
Igualdad de Oportunidades. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
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